El Ejército de EE. UU. impulsa una modernización acelerada de los tanques Abrams

Defensa NewsDefensa NewsEE.UU.hace 6 meses412 Visitas

En un esfuerzo por superar las limitaciones y lentitudes burocráticas del proceso de adquisición de defensa, el Ejército de Estados Unidos está emprendiendo una ambiciosa modernización de su veterano tanque M1 Abrams, que data de hace casi cuatro décadas. El Jefe de Estado Mayor del Ejército, el General Randy George, ha instado a acelerar significativamente el desarrollo de una nueva variante del tanque, evitando así repetir los errores del pasado, como los destacados en la comedia satírica “Pentagon Wars”, que ridiculiza las disfunciones burocráticas que plagaron el desarrollo del Vehículo de Combate de Infantería Bradley en los años 70.

Según declaraciones de Dr. Alex Miller, jefe de tecnología del Ejército, en una entrevista reciente en el Pentágono, tradicionalmente los tiempos de adquisición permitían que un programa fuera aprobado, pero luego podría tardar una década en avanzar a través de la maduración tecnológica. Esto se hacía para que el gobierno pudiera “sentirse cómodo y entender todos los riesgos potenciales que podrían ocurrir”. Miller subrayó que este enfoque ya no es viable, ya que “tienes que entender todo el entorno y toda la tecnología tan bien que la decisión que tomes hoy sea la correcta para los próximos 30 años”.

En septiembre de 2023, el Ejército decidió optar por un esfuerzo de modernización más significativo para el Abrams, desechando las actualizaciones planeadas que incrementarían la movilidad y supervivencia del tanque en el campo de batalla. En la primavera de 2024, General Dynamics Land Systems, el fabricante original del equipo Abrams, recibió un contrato para comenzar a definir los requisitos y trabajar en un diseño preliminar de la nueva variante del tanque.

Los planes iniciales para esta nueva variante incluyen hacerla más ligera, mejor protegida y equiparla con un cargador automático. Sin embargo, poco se ha revelado en el último año sobre estos planes, excepto que el Ejército desea alinear la implementación del nuevo M1E3 con la del reemplazo del Bradley, el Vehículo de Combate de Infantería Mecanizado M30, que se espera para principios de la década de 2030.

George, quien asumió como jefe del Ejército hace aproximadamente 18 meses, se enfrentó a una proyección inicial donde se indicaba que el nuevo tanque tardaría 65 meses en construirse desde su concepción. Considerando este plazo “astronómico”, George ordenó de inmediato buscar una manera de acelerar el proceso. Según Miller, en los últimos dos o tres meses, se ha otorgado “mucha latitud para dejar de hacer cosas innecesarias, acelerar donde sea necesario, aceptar riesgos cuando sea responsable y pragmático, y no dejarse encorsetar por políticas y regulaciones diseñadas para circunstancias diferentes… Utilizar todos los medios legalmente, moralmente y aceptablemente disponibles y dejar de intentar gestionar todos los riesgos hasta el punto de que no haya riesgo, porque siempre habrá riesgos.”

Con este nuevo enfoque, el Ejército ahora planea reducir el tiempo de desarrollo a un tercio del cálculo original, con el objetivo de entregar la nueva variante a los soldados en un plazo de 24 a 30 meses. Miller, trabajando estrechamente con el gerente del programa Abrams, el coronel Ryan Howell, está al frente de esta audaz iniciativa que promete transformar la capacidad de combate terrestre del Ejército de EE.UU. en un futuro próximo.
En un entorno donde la modernización de las fuerzas armadas es una prioridad clave, el Ejército de Estados Unidos se está enfocando en la actualización de sus tanques Abrams, con especial atención en la integración de tecnologías más avanzadas y la colaboración más estrecha con la industria. Según declaraciones recientes de Miller, un alto funcionario del Ejército, se está haciendo un esfuerzo concertado para aprovechar al máximo las capacidades existentes y acelerar el proceso de modernización.

Uno de los elementos fundamentales del Abrams que continúa siendo efectivo es su cañón de ánima lisa de 120 mm. No obstante, Miller señala que es crucial abordar las mejoras necesarias en áreas como la transmisión y la generación de energía, que han visto avances significativos en las últimas cuatro décadas en el sector de la maquinaria pesada comercial. Además, el Ejército está explorando la posibilidad de incorporar un sistema de carga automática en el tanque, una tarea tecnológicamente compleja que ha estado bajo estudio durante una década y que requiere soluciones específicamente diseñadas para el contexto militar.

Otro aspecto crítico en la modernización del Abrams es la integración del sistema de protección activa. Hasta ahora, el Ejército solo ha equipado algunos tanques con el sistema Trophy de la firma israelí Rafael, que no está completamente integrado, lo que resulta en compromisos no deseados. La ambición es lograr una integración más completa y eficiente de tales sistemas de protección.

Miller también destacó el potencial para mejorar la ergonomía interior y los sistemas de control y de puntería del tanque, sugiriendo que estos podrían asemejarse a la cabina de un Fórmula 1, dada la disponibilidad de la tecnología necesaria. Este enfoque innovador requiere que el Ejército forme asociaciones diferentes con la industria, permitiendo que esta última tenga más autonomía en la toma de decisiones técnicas y en la configuración de las soluciones.

En términos de procesos, el Ejército planea otorgar un contrato a General Dynamics Land Systems (GDLS) a más tardar en mayo para avanzar rápidamente en la selección y adopción de nuevas capacidades para el tanque modernizado. Este contrato permitirá que GDLS organice adecuadamente sus recursos y adopte un enfoque modular para el desarrollo del tanque.

Miller criticó la tendencia pasada de sobreespecificar las soluciones, lo que limita la capacidad de la base industrial de defensa de autoorganizarse y resolver problemas de manera eficiente. En cambio, promueve un modelo en el que se confía más en los gerentes de programas para asumir riesgos apropiados, especialmente en la adquisición de software, lo que podría agilizar significativamente el proceso de modernización del hardware militar.

Este enfoque renovado no solo busca mejorar la eficacia de los tanques Abrams en el campo de batalla, sino que también apunta a fortalecer la estabilidad y flexibilidad de la cadena de suministro de defensa, preparando el terreno para una colaboración más fructífera entre el sector militar y la industria de defensa.
En un esfuerzo por adaptarse a las exigencias actuales de la defensa y superar las restricciones presupuestarias, el Ejército de Estados Unidos se prepara para avanzar en la actualización de su tanque principal de batalla, el M1 Abrams, hacia la versión M1E3. Esta iniciativa se enmarca dentro de un ciclo presupuestario de cinco años, ya contemplado en las cuentas del Ejército, lo que facilita su ejecución sin necesidad de esperar la aprobación de nuevos fondos.

La actualización del M1 Abrams a la versión M1E3 no solo es significativa por la mejora en capacidades que supondrá para este icónico tanque, sino también por el contexto en el que se desarrolla. El gobierno estadounidense, bajo la administración de Donald Trump, está operando bajo una resolución continua que mantiene el presupuesto del Departamento de Defensa al nivel del año fiscal anterior, lo que normalmente limitaría nuevas iniciativas. Sin embargo, la inclusión previa de la línea de financiación para el M1E3 permite que el proyecto avance sin contratiempos.

La relevancia de este proyecto trasciende el ámbito técnico o militar. Según declaraciones de Miller, uno de los responsables del programa, “esto es un camino hacia la realización de cosas de manera diferente”. En este sentido, el M1E3 se plantea como un proyecto pionero en la reforma de adquisiciones, buscando implantar un enfoque más ágil y eficiente en la adquisición de software y tecnología militar. Esta iniciativa podría sentar un precedente para la transformación de otros programas de defensa.

Este impulso innovador llega en un momento crucial, justo cuando la administración Trump ha comenzado a implementar reformas de adquisición a través de una orden ejecutiva que incluye la revisión de todos los principales programas de adquisición de defensa. Miller señala la importancia de estar preparados y no ser sorprendidos por los cambios, subrayando la alineación del programa M1E3 con las directrices de la nueva política.

La expectativa es que el éxito del M1E3 sirva de ejemplo y estímulo para reformas mayores en el ámbito de adquisiciones del Pentágono, promoviendo un cambio significativo en cómo se planifican y ejecutan los programas de defensa en Estados Unidos. Con estos desarrollos, el Ejército no solo busca mejorar su capacidad operativa, sino también optimizar los procesos y recursos en un entorno de incertidumbre financiera y rápida evolución tecnológica.

Fuente: https://www.defensenews.com/land/2025/04/14/us-army-plans-to-dramatically-accelerate-abrams-tank-modernization/

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